Nicaragua, 17 de agosto de 2021. Los trabajadores de Diario La Prensa de Nicaragua están preocupados. En un momento en que la pandemia de la COVID-19 afectó a los medios de comunicación a nivel regional y en un país que arrastra una recesión económica durante tres años, su situación laboral está en el limbo. Así, se suman a los afectados de los ataques a la libertad de prensa en el país centroamericano.
En total, 200 colaboradores de La Prensa se sienten amenazados con perder sus puestos de trabajo. En un comunicado publicado en la página web del medio de comunicación aseguraron que están consternados por el allanamiento y por la encarcelación del Gerente General, Holmann Chamorro, que tiene una orden para permanecer encarcelado por 90 días.
Fundamedios conversó con dos periodistas quienes contaron sus historias, los nombres de los entrevistados no serán revelados por temor a represalias.
Marina (nombre protegido) trabaja como periodista y redactora en La Prensa desde hace varios años. A ella le tomó por sorpresa el allanamiento del Diario la tarde del viernes 13. Recuerda que entre 2018 y 2019 la Dirección General de Aduanas ya retuvo el papel por más de 500 días, sin ninguna explicación. En ese tiempo se tomó la medida de reducir el número de páginas de la edición empresa, así como el tamaño del periódico. Sin embargo, siguieron circulando con cierta normalidad.
“Nos golpeó como periodistas este allanamiento porque a partir de la persecución de Daniel Ortega contra los medios de comunicación este acoso se está incrementado y ahora nos causa incertidumbre por nuestro futuro laboral” aseguró.
Desde que inició la pandemia, los reporteros de La Prensa empezaron a trabajar vía remoto desde sus computadores en sus casas y solamente salían para realizar coberturas. Esta dinámica de trabajo ayudó para que los periodistas no hayan estado presentes el día del allanamiento y que no hayan sido sometidos a retenciones arbitrarias.
A inicios de semana un grupo de trabajadores se acercó hacia las oficinas para preguntar si podrían trabajar en las instalaciones: la respuesta de las autoridades fue que eso era imposible pues están allanadas y la documentación que ahí reposa también.
La angustia de Marina y sus compañeros incrementó cuando el contador de La Prensa, Daniel Calero, fue trasladado hasta las instalaciones de la Dirección de Auxilio Judicial a donde también ingresó Ramiro Montalván, y Ernesto Juárez, miembros del departamento de administración de La Prensa y financiero.
Para Pedro (nombre protegido) quien trabaja por una década en el medio de comunicación, no fue una sorpresa la reacción del Régimen pues es los últimos meses el acoso y hostigamiento con los medios de comunicación independientes se incrementó: “me esperaba que ataquen directamente al diario con el objetivo de cerrarlo pues al Régimen le molesta que informemos de los abusos que fomenten”.
Desde su experiencia y analizando el comportamiento del régimen asegura que los ataques contra los medios continuarán pues la idea del Daniel Ortega es que no haya voces disidentes ni medios de comunicación imparciales “porque puedan informar sobre los abusos que ellos comenten”.
Tampoco descarta que el régimen empiece una persecución contra los periodistas que siguen en labores y que incluso les quiten las computadoras para que no puedan producir información. En caso de que La Prensa cierre él buscará otras opciones laborales dentro de Nicaragua y el emigrar también está entre sus alternativas.
Actualmente no existe la versión impresa de La Prensa, pero los periodistas continúan trabajando desde sus casas. No obstante, la investigación del Ministerio Público en contra de Editorial y sus directivos a quienes acusa por los delitos de Defraudación Aduanera, Lavado de Dinero, Bienes y Activos, tiene preocupados a los empleados que temen suceda lo mismo que le sucedió a la Fundación Violeta Barrios de Chamorro: el cierre de sus oficinas.
Los trabajadores solicitaron al Gobierno públicamente que se permita el restablecimiento de las labores en La Prensa y que el Estado realice sus investigaciones sin tener en la cárcel a Holmann Chamorro a quien lo califican como un buen líder.
La mayoría de los trabajadores han pasado estos días con estrés y preocupación por su futuro laboral. Desconocen si continuarán con sus puestos de trabajo o si existirá un recorte de personal y por eso tienen problemas anímicos. Sus puestos de trabajo por ahora están en el limbo y las esperanzas de continuidad que les dio Holmann Chamorro desaparecieron con su encarcelación.