En las últimas décadas en Latinoamérica las mujeres alcanzaron derechos que antes no tenían. Se reconoció el voto femenino como un derecho humano fundamental, así como la representación, paridad de género en la política y hasta -en algunos países- la despenalización del aborto. Sin embargo, la violencia sexual, psicológica y física todavía permean con fuerza y alcanza a mujeres y niñas sin distinción social.
América Latina es la segunda región del mundo más letal para las mujeres después de África. Cada dos horas y media se registra un femicidio y una de cada tres mujeres sufre violencia sexual. Así lo confirma la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Las periodistas son doblemente expuestas a situaciones de violencia. No solo se enfrentan en la cotidianidad a patrones machistas, sino que también soportan desigualdad en el ámbito laboral, comentarios sexistas, estigmatización y falta de oportunidades cuando deciden ser madres. Esto, sumado a la desprotección y la deficiencia en la investigación de casos, las deja en estado de indefensión.
Estos son algunos de los argumentos del informe de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ‘Mujeres periodistas y libertad de expresión’, presentado públicamente en marzo de 2019 en Estados Unidos.
La Relatoría menciona algunos hallazgos del último Proyecto de Monitoreo Global de Medios (2015), en América Latina, en el cual el 43% de las personas que presentaban o reportaban noticias eran mujeres, un 15% más que en el 2000. En el Caribe, la cifra alcanzó el 45%. En cambio, en Estados Unidos disminuyó. El número de periodistas mujeres se redujo de 46%, en 2000, a 38% en 2015.
El informe también dice que en la región las mujeres están sobrerrepresentadas entre quienes reportan noticias que abarcan temas “femeninos” versus aquellas que cubren política y economía. “Este patrón puede contribuir a que el trabajo de las mujeres periodistas sea menos visible y menos valorado”, se menciona.
Un dato que llama la atención es que existe información escasa sobre la presencia de mujeres en cargos directivos de empresas periodísticas. De acuerdo a la Federación Internacional de Periodistas (FIP), en 2011, la representación de las mujeres en los puestos de dirección de las compañías de medios de América Latina era inferior al 25% y menos de un tercio, 30,5%, en los niveles gerenciales (directores ejecutivos, directores generales, directores financieros).
Otra de las amenazas latentes es la violencia sexual. El informe recopila datos de la Federación Internacional de Periodistas (2017) que concluye que el 37% de las periodistas encuestadas en varios países de la región reportó haber sufrido acoso sexual.
La Relatoría Especial reconoce los esfuerzos de algunos Estados para establecer programas y mecanismos de protección en materia de violencia a las periodistas, pero concluye en que los esfuerzos aún no son suficientes. Es necesario emprender un trabajo conjunto entre el Estado, la sociedad civil y los mismos medios de comunicación.
La subeditora de diario El Tiempo, en Colombia, Jineth Bedoya, concuerda con esta postura. En una entrevista realizada por Fundamedios en agosto de 2019, a propósito del anuncio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) que responsabilizó al Estado colombiano por su secuestro y violación en 2000 mientras hacía su trabajo, comentó acerca de las labores de capacitación que realiza para evitar que más mujeres sean violentadas.
Bedoya no solo ha acudido a las redacciones colombianas, sino también a otras latinoamericanas y europeas. En estos espacios habla con ellos y ellas sobre los riesgos de la profesión y promueve un lenguaje inclusivo que no revictimice. También enseña sobre contenidos que apuesten a la igualdad y al respeto.
“Además, tenemos charlas muy privadas entre las mujeres sobre cómo debemos autocuidarnos dentro y fuera de la redacción, de cómo enfrentar a nuestras fuentes, de cómo pedir ayuda, porque hay que hacerlo”, explica Bedoya.
Yisbelsy Hernández es una periodista venezolana con 25 años de trayectoria en medios locales. No ha sufrido violencia ni discriminación, pero asegura que la realidad para todas no es la misma y antes menos mujeres eran visibles en las redacciones. “Ahora hay más mujeres ocupando espacios de importancia, aún cuando la mayoría siguen siendo hombres. Se ha ganado respeto y terreno sobre todo lo que tiene que ver con credibilidad y cómo se maneja la noticia”, asegura la reportera del portal Noticias de Aquí, en el estado Anzoátegui, oriente de Venezuela.
El dato
En Ecuador existen 5121 periodistas que trabajan en los medios ecuatorianos, 3653 son hombres y 1468 son mujeres. Esto, según una tesis doctoral en marcha de Ana Dávila, profesora de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), en la que cita esta información obtenida a partir de estadísticas entregadas por el Consejo de Regulación, Desarrollo y Promoción de la Información y Comunicación.
The challenge of being a journalist and a woman in Latin America
In recent decades, women in Latin America have achieved rights that they did not have before. The female vote was recognized as a fundamental human right, as was representation, gender parity in politics and even – in some countries – the decriminalization of abortion. However, sexual, psychological and physical violence still permeates strongly and reaches women and girls without social distinction.
Latin America is the second most lethal region in the world for women after Africa. Every two and a half hours there is a femicide and one in three women suffers sexual violence. This is confirmed by the United Nations (UN).
Women journalists are doubly exposed to situations of violence. Not only do they face macho patterns on a daily basis, but they also endure inequality in the workplace, sexist comments, stigmatization and lack of opportunities when they decide to become mothers. This, added to the lack of protection and the deficient investigation of cases, leaves them in a state of defenselessness.
These are some of the arguments in the report by the Special Rapporteur for Freedom of Expression of the Inter-American Commission on Human Rights (IACHR) ‘Women journalists and freedom of expression’, presented publicly in March 2019 in the United States.
The Rapporteurship mentions some of the findings of the latest Global Media Monitoring Project (2015), in Latin America, in which 43% of people presenting or reporting news were women, 15% more than in 2000. In the Caribbean, the figure reached 45%. In contrast, in the United States it decreased. The number of female journalists fell from 46% in 2000 to 38% in 2015.
The report also says that women are over-represented in the region among those who report news covering «women’s» issues versus those who cover politics and economics. «This pattern may contribute to making the work of women journalists less visible and less valued,» it says.
A striking fact is that there is little information about the presence of women in management positions in newspaper companies. According to the International Federation of Journalists (IFJ), in 2011, the representation of women in management positions in Latin American media companies was less than 25% and less than a third, 30.5%, at the management level (CEOs, general managers, financial directors).
Another latent threat is sexual violence. The report compiles data from the International Federation of Journalists (2017) which concludes that 37% of journalists surveyed in several countries in the region reported having suffered sexual harassment.
The Special Rapporteur acknowledges the efforts of some States to establish programmes and mechanisms to protect women journalists from violence, but concludes that these efforts are still not sufficient. It is necessary to undertake joint work between the State, civil society and the media themselves.
Jineth Bedoya, deputy editor of El Tiempo newspaper in Colombia, agrees with this position. In an interview conducted by Fundamedios in August 2019, regarding the announcement by the Inter-American Court of Human Rights (IACHR) that the Colombian state was held responsible for her kidnapping and rape in 2000 while she was doing her job, she commented on the training she is doing to prevent more women from being raped.
Bedoya has not only gone to Colombian newsrooms, but also to other Latin American and European newsrooms. In these spaces she talks to them about the risks of the profession and promotes an inclusive language that does not re-victimise. She also teaches about contents that bet on equality and respect.
«In addition, we have very private talks among the women about how we should take care of ourselves inside and outside the newsroom, how to face our sources, how to ask for help, because it has to be done,» explains Bedoya.
Yisbelsy Hernández is a Venezuelan journalist with 25 years of experience in local media. She has not suffered violence or discrimination, but she says the reality for all is not the same and before that fewer women were visible in the newsrooms. «Now there are more women occupying important spaces, even though the majority are still men. We have gained respect and ground on everything that has to do with credibility and how the news is handled,» says the reporter for Noticias de Aquí, in Anzoátegui state, eastern Venezuela.
The fact
In Ecuador there are 5121 journalists working in the Ecuadorian media, 3653 are men and 1468 are women. This, according to an ongoing doctoral thesis by Ana Dávila, professor at the Pontifical Catholic University of Ecuador (PUCE), in which she cites this information obtained from statistics provided by the Council for Regulation, Development and Pro