Washington D.C. 21, mayo 2020.- Puerto Rico es el primer estado de los Estados Unidos que pretende limitar la libertad de expresión y el derecho a la opinión con motivo de la emergencia sanitaria de COVID-19, lo cual contraviene la Primer Enmienda de la Constitución. La inconstitucionalidad de la normativa ha sido demandada el 20 de mayo de 2020 ante el Tribunal Federal.
Ya desde el 2017 la Ley del Departamento de Seguridad Pública de Puerto Rico penaliza la opinión al establecer penas de hasta seis meses de prisión y multas de hasta $5,000 para quien «dé una falsa alarma en relación con la inminente ocurrencia de una catástrofe en Puerto Rico o, si existiendo ya un estado de emergencia o desastre, disemine rumores o de falsas alarmas sobre anormalidades no existentes».
A ello se suma la enmienda al Art 6.14 de la Ley de Seguridad, Sobre Violaciones y Penalidades. (25 L.P.R.A. § 3654) aprobada en abril 2020 por la legislatura en el marco del manejo de la emergencia sanitaria surgido a raíz de COVID-19. La normativa sanciona a quien desobedezca una orden del Gobernador establecida bajo el toque de queda o que “transmita a través de cualquier red social o medio de comunicación masivo, información falsa con la intención de causar confusión, pánico o histeria pública con respecto a cualquier proclama u orden ejecutiva declarando un estado de emergencia o de desastre o toque de queda”.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) representa a los periodistas Sandra Rodríguez Cotto y Rafelli González y ha presentado la demanda ante el Tribunal Federal de los Estados Unidos en Puerto Rico. Ambos son periodistas investigativos de larga data que consideran que las normativas restrictivas serán utilizadas para intimidarlos y silenciar las denuncias que han publicado en relación a la pandemia.
Sandra Rodríguez, en conversación con Fundamedios, dijo que se trata de “leyes dictatoriales” que pretenden inhibir el monitoreo de la administración pública. La isla de Puerto Rico ha afrontado graves emergencias durante los últimos años, como son el huracán María, los terremotos y ahora el COVID-19. Investigaciones que Rodríguez ha realizado por malos manejos de fondos públicos y compra de pruebas de detección de COVID-19 a una empresa de construcción desembocaron en una investigación legislativa de corrupción.
También las cifras de personas afectadas por la pandemia son motivo de investigación periodística. “Tiene mucho que ver con la falta de transparencia y de acceso a información. La semana pasada el Secretario de Salud tuvo que admitir que las estadísticas de COVID-19 estaban equivocadas,”aseguró la periodista.
Estas restricciones a la libertad de expresión contravienen la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos que protege los derechos a la libertad de religión y a la libertad de expresión sin interferencia del gobierno. En diálogo con Fundamedios, el director de ACLU de Puerto Rico, William Ramírez, aseguró que además impone al acusado el peso de comprobar que la noticia difundida no es falsa, con el agravante que “no define qué constituye el delito, qué es noticia falsa, ni define el criterio por el que debería ser considerado un acto criminal”.
Fundamedios sostiene que enfrentar la emergencia de salud con estados de excepción permite limitar algunos derechos, como el de circulación o de reunión, pero no debe ser entendido en forma extensiva para limitar otros derechos como el de expresión y de prensa. Estos, por el contrario, son más importantes en estas circunstancias que nunca. Acceso a información transparente y el debate son necesarios para enfrentar la pandemia al igual que trasparencia en los actos públicos para verificar el buen uso de los recursos públicos. Acciones similares han sido adoptados por gobiernos autoritarios como Nicaragua, Venezuela, Hungría o Malasia. Fundamedios se suma a la preocupación de ACLU por la limitación a la libertad de expresión que estas normativas aprobadas en Puerto Rico, que contravienen todos los estándares internacionales en materia de libertad de expresión.
Journalists sue the Government of Puerto Rico for penalizing «false news»
Washington D.C. 21, May 2020 – Puerto Rico is the first U.S. state to seek to limit freedom of expression and the right to opinion in the wake of the COVID-19 health emergency, in violation of the First Amendment to the Constitution. The unconstitutionality of the regulation has been sued on May 20, 2020 before the Federal Court.
Since 2017, the Puerto Rico Department of Public Safety Act criminalizes opinion by establishing penalties of up to six months in prison and fines of up to $5,000 for anyone who «gives a false alarm regarding the imminent occurrence of a catastrophe in Puerto Rico or, if a state of emergency or disaster already exists, spreads rumors or false alarms about non-existent abnormalities.
This is in addition to the amendment to Article 6.14 of the Security Law, on Violations and Penalties. (25 L.P.R.A. § 3654) approved in April 2020 by the legislature within the framework of the management of the health emergency that arose as a result of COVID-19. The regulation sanctions anyone who disobeys an order of the Governor established under the curfew or who «transmits through any social network or mass media, false information with the intention of causing confusion, panic or public hysteria with respect to any proclamation or executive order declaring a state of emergency or disaster or a curfew».
The American Civil Liberties Union (ACLU) represents journalists Sandra Rodriguez Cotto and Rafelli Gonzalez and has filed the lawsuit in U.S. Federal Court in Puerto Rico. Both are longtime investigative journalists who believe that restrictive regulations will be used to intimidate them and silence the reports they have published regarding the pandemic.
Sandra Rodriguez, in a conversation with Fundamedios, said these are «dictatorial laws» that are intended to inhibit the monitoring of public administration. The island of Puerto Rico has faced serious emergencies in recent years, such as Hurricane Maria, earthquakes, and now COVID-19. Rodriguez’s investigations into mishandling of public funds and the purchase of COVID-19 tests from a construction company led to a legislative investigation into corruption.
The numbers of people affected by the pandemic are also the subject of journalistic investigation. «It has a lot to do with the lack of transparency and access to information. Last week the Secretary of Health had to admit that COVID-19’s statistics were wrong,» she said.
These restrictions on freedom of expression contravene the First Amendment to the U.S. Constitution, which protects the rights of freedom of religion and freedom of speech without government interference. In a dialogue with Fundamedios, the director of the ACLU of Puerto Rico, William Ramirez, said he also imposes on the accused the burden of proving that the news broadcast is not false, with the aggravating circumstance that «it does not define what constitutes the crime, what is false news, nor does it define the criteria by which it should be considered a criminal act.
Fundamedios maintains that facing the health emergency with states of exception allows to limit some rights, such as the right of circulation or assembly, but it should not be understood in an extensive way to limit other rights such as the right of expression and press. These, on the contrary, are more important in these circumstances than ever. Access to transparent information and debate are necessary to address the pandemic as is transparency in public events to verify the proper use of public resources. Similar actions have been taken by authoritarian governments such as Nicaragua, Venezuela, Hungary or Malaysia. Fundamedios joins the ACLU’s concern about the limitation to freedom of expression that these regulations approved in Puerto Rico, which contravene all international standards on freedom of expression.